Septiembre es uno de los mejores meses para la pesca a mosca, por la temperatura, humedad, horas de luz, y el resto de factores meteorológicos que se suelen dar en este mes. Por este motivo, con el grupo de amigos pescadores empezamos a planear, ya a principios de año, un viaje de pesca a Eslovenia "la Meca de la pesca a mosca". De tal forma, durante el caluroso y seco verano, un par de contactos que teníamos en Eslovenia nos avisaron que estaban prohibiendo la pesca en algunos ríos por la falta de agua. De tal forma y rápidamente cambiemos la destinación planteada. Pensamos que León podría ser una muy buena destinación de pesca y así empezamos a planearlo.
El primer día que llegamos, ya por la tarde,(Domingo 11/09) pescamos un rato la parte libre del río Órbigo. Con muy poca agua y una temperatura extrañamente alta. No cebaban a seca, nada de movimiento en superficie, y pescando a ninfa alguna salió pero de tamaño pequeño y muy duras. Empezábamos con mal sabor de boca.
El segundo día, Lunes 12/09, estuvimos pescando el coto de Villafeliz, perteneciente al río Luna. Personalmente el río que más me gustó. Sólo al llegar, a primera hora, nos estábamos cambiando al lado del río, en un planchado, y ya veíamos reiteradas cebadas. Auguraba bien. Durante el día fue espectacular, no conseguimos capturar ninguna trucha de tamaño grande pero bastante cantidad de tamaño medio y pequeño, tanto a seca como con ninfa. Un río con buen caudal, de fácil de vadeo y con muchísimas posturas. También en una zona de características de río de alta montaña pero con caudal de río de medio, espectacular.
El resto de los días pescamos el coto del Condado I en el río Porma dos días seguidos, ya que es el coto que más movimiento tenía de truchas de todos los tamaños, en todos los tramos y posturas. Además llevaba un buen caudal, eso era algo importante para nosotros en aquel momento ya que estábamos en un momento de estiaje. Uno de estos dos días tuvimos algo de lluvia, viento y bajada de temperatura. La segunda vez que fuimos tuvimos un sereno digno de ver en persona para poder creerlo, cebaban cientos de truchas, de todos los tamaños y sin estar selectivas. Era pescar una detrás de otra con una oreja de liebre del 16. Duró alrededor de 15 minutos, pero fue lo mejor del viaje en cuanto a pesca.
